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El aislamiento es un riesgo asociado a Internet

domingo, 28 de abril de 2013

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Pasar largas horas frente al computador podría disminuir las habilidades de socialización, advierten expertos.

Chatear, "textear" y navegar. Tres verbos que hoy en día están indisolublemente unidos a la cotidianidad y que reflejan la paradoja de las relaciones sociales en la modernidad: a pesar de que Internet es el medio perfecto para vivir en permanente contacto con el entorno, probablemente el ser humano nunca había vivido tan aislado como ahora.

Sustituir el roce cercano y las sonrisas francas por un emoticón que refleja una carcajada a lágrimas –que en realidad no está sucediendo-, tiene sus consecuencias: en un estudio realizado a finales de 2012 por Gary Small, director del Centro de Investigaciones en Memoria y Envejecimiento de la Universidad de California, se determinó que quienes pasan 10 horas al día frente al computador, refuerzan los circuitos cerebrales que controlan las destrezas tecnológicas. Es decir: se transforman en verdaderos ases frente a los equipos electrónicos, videojuegos y tecnologías de información y comunicación, pero, a la vez, no entrenan los circuitos cerebrales relacionados con las habilidades sociales.

Afirma Small, en una entrevista concedida a la revista argentina Contexto, que en un grupo de 200 individuos con edades entre 17 y 23 años se pudo constatar el hecho: “Una elevada exposición a la tecnología parece disminuir la capacidad de captar ciertos detalles en una conversación, dejando de leer la información no verbal, como la postura corporal y los gestos”. En el experimento, los jóvenes demostraron una reducción de su habilidad para distinguir una cara a punto de llorar de un ceño fruncido en diversas fotografías que vieron después de haber estado concentrados en un videojuego.

Contrastes. Sin embargo, el Internet y la afición a la tecnología sí proveen de beneficios a la actividad cerebral. Además del fortalecimiento de las destrezas tecnológicas, también se considera que podría incrementar coeficientes intelectuales, de acuerdo con estudios realizados en 2009 por el investigador Paul Kearney, del Instituto de Tecnología de Nueva Zelanda, que demuestran que quienes emplean ocho horas semanales a los juegos de video duplican su capacidad para realizar varias tareas simultáneas. Así que decir que Internet es del todo culpable del deterioro de las habilidades sociales sería una falacia.

Ciro Gaona, neurólogo y director de la Fundación Alzheimer, considera que herramientas como tablets, laptops y celulares inteligentes son ejemplos de un estímulo mental que, además, viaja a cualquier lugar. “Sin embargo, es importante entender que la tecnología pura no debe sustituir al agradable y necesario contacto directo con otros seres humanos”, apunta.

Con él coincide Small cuyos estudios determinan que el verdadero problema de la tecnología llega cuando hay sobreexposición a ella, particularmente en edades más tempranas. “Los jóvenes muchas veces pasan más tiempo en Internet que cultivando los contactos sociales directos. Si está en pleno desarrollo es más vulnerable, pues su cerebro no ha desarrollado totalmente el lóbulo frontal, que nos diferencia de los animales y que controla los pensamientos más complejos y nuestra capacidad de planificación”, dijo a Contexto.

En el caso de adultos mayores, con menos habilidades tecnológicas, sucede lo contrario: generaciones atrás, el entrenamiento social se enfocaba en realizar actividades metódicas y precisas, así como en establecer vínculos sólidos con el entorno. El aislamiento actual, de acuerdo con Gaona, puede tener efectos negativos para la salud. “El cerebro es un órgano físico y espiritual que se alimenta de glucosa, oxígeno y también de amor y vínculo social. Es importante tomar los recursos tecnológicos con una actitud entusiasta, activa y mesurada, sin perder el cultivo del contacto personal”, advirtió.

Estrategias

Ciro Gaona, neurólogo especializado en estudios de la memoria, defiende el intercambio social como una estrategia para prevenir la enfermedad de Alzheimer. “Desincorporar la tecnología de nuestras vidas sería muy difícil. Creo que hay que valerse de ella como una herramienta para mantener el cerebro saludable”, señala.

Gaona rescata la importancia de bancos de información como Google y otros buscadores, aunque recomienda dejar de lado la “flojera mental”: “En una búsqueda, es un interesante reto cerebral la selección de información relevante. Procesar y hacer recuentos de lo que hemos hallado, es un ejercicio que activa atención, concentración, lenguaje y velocidad de pensamientos, entre otras funciones cognitivas”.

Editar, cortar y pegar información en un documento en blanco es una estrategia que reduce el esfuerzo de la memoria, por lo que es desaconsejable.  Mantener agendas virtuales al día ayuda a planificar la jornada y estimula la memoria. “Nuestro cerebro cambia permanentemente, gracias a la plasticidad cerebral. Cultivando una vida sana, atesorando momentos con el entorno, haciendo ejercicios y con vocación espiritual, enriquecemos el espíritu y la mente. La tecnología debe ser vista como un ingrediente más de esta receta”, subraya

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